Philip Coggan, periodista financiero, experto en temas económicos nos demuestra en este artículo que la deuda es totalmente imposible de pagar en las condiciones en que está la economía europea y el BCE. Es interesante leerlo. Por ello, la propuesta del compañero, economista Pedro Montes, sobre la salida del euro (puedes leer el comunicado y firmarlo: http://salirdeleuro.wordpress.com/primera-firmas/) es una de las claves para salir de tanta tanta deuda acumulada, la mayor parte ilegítima.
“La gente no sabe realmente lo que es el dinero”, asegura Philip Coggan, redactor jefe en The Economist y uno de los más prestigiosos periodistas financieros del mundo. “En los viejos tiempos, los billetes de Reino Unido valían realmente cinco libras, de oro o plata. Podías ir al banco y pedir que te dieran tu dinero en plata. Ahora es un trozo de papel que no representa nada más que la fe de que vas a conseguir algo a cambio”. Un billete, en efecto, sirve para tomarte un café, pero no tienen ningún valor per sé. “Todo lo que está detrás”, explica Coggan, “es nuestra creencia en nuestro gobierno y nuestra sociedad, la creencia de que las cosas van a funcionar. Pero lo gente puede perder su fe, como en Alemania en los años 20 o Zimbabue, recientemente, y la gente ya no puede usar su dinero. Usa el dinero de otra gente, cigarrillos, gasolina…”.
La historia es una batalla entre acreedores y deudores Coggan ha visitado la Fundación Rafael del Pino de Madrid para presentar en España su nuevo libro, Promesas de papel. Dinero, deuda y un nuevo paradigma financiero (El hombre del tres). En él trata de explicar de forma rigurosa, pero asequible, como ha evolucionado a lo largo del tiempo nuestra relación con el dinero. En opinión del economista, que atendió a El Confidencial antes de impartir una conferencia, el dinero tiene dos utilidades: por un lado, es una forma de intercambiar bienes pero, además, es una forma de almacenar valor. “Estas dos utilidades del dinero están siempre en conflicto”, asegura el economista. “Si queremos que haya más comercio necesitaremos más dinero, pero si queremos almacenar dinero no querremos que haya más, porque perderá su valor. La historia es una batalla entre estas dos formas de dinero, entre los ahorradores y los acreedores, que quieren mantener el valor del dinero, y los deudores, que quieren que haya más dinero para poder pagar sus deudas”.
Tal como explica Coggan, siempre ha habido tensiones entre los sistemas que favorecían a los acreedores (los más habituales) y los que favorecían a los deudores. Y siempre han acabado rompiéndose. “Ahora vamos camino de una de estas crisis”, asegura el economista. Y las consecuencias son imprevisibles.
Viviendo ¿por encima de nuestras posibilidades?
Una deuda es, según el diccionario de la Real Academia Española, una “obligación que alguien tiene de pagar, satisfacer o reintegrar a otra persona algo, por lo común dinero”. Lo que no sabemos, explica Coggan, es que “el dinero y la deuda son dos caras de la misma moneda”.
Los bancos son como yonquis, necesitan que suban los precios todo el rato, pero alguna vez tendremos que dejarles que sufran el mono. Es habitual escuchar que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades pero, ¿quién se ha endeudado realmente más de lo que debiera? “Ahora se habla mucho de la deuda de los gobiernos”, explica Coggan, “pero el problema realmente es la deuda conjunta de una sociedad”. Islandia, cuenta el economista, es un buen ejemplo: “El país no tenía apenas deuda estatal hasta 2007, pero tenía bancos que valían 9 veces lo que el total de su economía. Cuando los bancos quebraron, el gobierno tuvo que rescatarlos y, de repente, contrajo un montón de deuda”.
Cuando pensamos en deuda pensamos automáticamente en el déficit estatal, pero, tal como explica Coggan es una forma sesgada, e interesada, de ver las cosas: “En España la deuda del sector privado es del 200% del PIB. Tenéis grandes bancos. Tampoco tenéis un déficit estatal tan alto, en torno al 10%. Está por debajo de lo aceptable, y de lo que se estableció en Maastricht. No es el Gobierno español el que se ha endeudado, han sido los bancos y los propietarios”.
Un sistema financiero que no es de fiar
En opinión de Coggan, el sistema económico desde 1980 se basa en que los bancos centrales son muy poderosos y cada vez que hay una burbuja de mercado cortan los tipos, se deja de crear dinero y suben los precios. “Y es fantástico”, explica el periodista, “pero sólo para los bancos. Pueden hacer apuestas seguras sabiendo que siempre que haya problemas el banco central les va a echar un cable. Hasta los 80 los salarios de los banqueros no eran tan altos como los de los ingenieros o los informáticos, desde entonces no han dejado de subir. ¿Por qué? Porque era por ellos por lo que los precios subían”.
El rescate era necesario pero a cambio de éste la gente a cargo de los bancos debería haber perdido todo su dinero. Seis años después de la debacle financiera, Coggan asegura que seguimos igual: “Los bancos son como yonquis, necesitan que suban los precios todo el rato, pero alguna vez tendremos que dejarles que sufran el mono, para que dejen las drogas. Lo que no está claro es cómo hacerlo”.
Los bancos son tan grandes que es casi imposible dejarles caer. En su opinión, los rescates fueron inevitables: “En Reino Unido el ministro de finanzas recibió una llamada del director de un banco que le dijo que en dos horas iban a cerrar y los cajeros iban a dejar de funcionar. Imagina las circunstancias, la sociedad dejaría de creer en el dinero en cuanto fuera a sacarlo y no se lo dieran. La gente habría hecho colas gigantes en el resto de bancos para sacar su dinero y habrían caído uno detrás de otro”.
El rescate era necesario pero, en opinión del periodista, a cambio de éste los responsables de los bancos deberían haber caído en desgracia: “Al menos deberíamos haber dejado que algún banco, o algunos ejecutivos, perdieran todo su dinero, para estar seguros de que el resto aprendería la lección. Pero no lo hemos hecho. Seguimos teniendo un 1% al que le sigue yendo bien, y el resto tenemos un salario más bajo”.
Una deuda que nunca se va a pagar
Para Coggan es evidente que nos enfrentamos a una situación en la que no se va a poder pagar la deuda acumulada. “El problema”, explica el economista, “es que hemos hecho demasiadas promesas. No sólo es la deuda, también le hemos prometido a la gente que pagaremos sus pensiones, protegeremos su salud, educaremos a sus hijos… Pero todo va a ser más caro a medida que la gente se haga mayor”.
No hay ninguna solución aceptablemente buena para salir de la crisis, sólo podremos escoger la opción menos dolorosa. Hay algo que en opinión de Coggan tenemos que entender: “Las promesas se van a incumplir y alguien va a salir perdiendo. Los ricos van a luchar contra los pobres, los jóvenes contra los viejos, los trabajadores del sector privado contra los del sector público, y unos países contra otros… Han pasado seis años desde que empezó la crisis y no hemos solucionado nada porque no estamos de acuerdo sobre quién debe pagar la deuda”.
El economista es abiertamente pesimista. No hay ninguna solución aceptablemente buena para salir de esta, sólo podremos “escoger la opción menos dolorosa”. Y hay tres vías.
1. Estancarnos
“Si no vas a crecer”, explica Coggan, “no hay mucho que puedas hacer”. Tal como cuenta el periodista, esta es la opción que escogió Japón: “Es como una máquina del tiempo que nos enseña lo que nos va a pasar. Se están volviendo viejos. Venden más pañales para los ancianos que para los bebés. Y tienen muchísimas deudas. Su economía no ha crecido apenas en 20 años. De todas formas tienen suerte, porque se deben el dinero entre ellos mismos, y no tienen a los extranjeros llamando a la puerta para que les devuelvan el dinero”.
2. Inflar la oferta de dinero
“Es lo que hacían los antiguos reyes cuando tenían muchas deudas”, explica Coggan. “Dionisio de Siracusa, un monarca griego, recogió todos los dracmas de los ricos del país, a quienes debía dinero, y convirtió las monedas de un dracma en monedas de dos. Así pudo usar la mitad del dinero para pagar sus deudas devolviendo el resto de las monedas de uno convertido en monedas de dos. Eso es inflar el dinero. Pero España no puede hacerlo, porque no controláis vuestra divisa. Y si tuvierais vuestra propia moneda e hicierais esto, los bienes españoles dejarían de ser competitivos en el resto de Europa. Sería terrible. Toda Europa tendría que inflar la oferta de dinero al mismo tiempo. Y eso no va a pasar”.
3. Entrar en default y no devolver el dinero
España está afrontando un terrible nivel de desempleo y los salarios son cada vez más bajos, pero, según Coggan, la historia sugiere que a largo plazo es imposible que una democracia aguante esa situación. “Al final”, explica el periodista, “tienes que tirar la toalla. Los demás países tendrán que aceptar, al igual que han hecho con Grecia, que las deudas no van a poder ser devueltas”.
En opinión del periodista, lo que va a pasar es que en estos países van a tomar el poder, tarde o temprano, determinados partidos que se van a negar a pagar la deuda: “La gente tiene que tener esperanza. Si lo único que les puedes decir es que van a ser pobres, y puede que no tengan trabajo… Es deprimente. Después de un tiempo te van a mandar al infierno. Lo que está pasando en muchos países, como en España, es que el partido que estaba en el poder cuando estalló la crisis se ha hundido, y ha entrado el otro partido, igual que ha pasado en Reino Unido. La gente pensaba que las cosas iban a ir mejor, pero no pueden hacer nada diferente, siguen apostando por la austeridad, y entonces piensas: ninguno ha traído nada bueno, vamos a probar a otro. En Reino Unido sale Ukip, en Alemania un partido que apuesta por salir del euro, en Italia Beppe Grillo… ¿En los años 30 que pasó? Llegó el fascismo o el comunismo. Toquemos madera. Es muy fácil ponerse a culpar a los judíos, a los emigrantes… Eso sería desastroso”.
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