Abril 2013
¿A qué nos enfrentamos?
Cada vez está más claro lo que nos espera: una agonía lenta durante la cual van a arrancarnos todo lo que puedan transformar en beneficios privados. A no ser que lo impidamos.
La crisis general del capitalismo es la gran coartada para ejecutar lo que llevan preparando desde hace mucho tiempo.
La precariedad laboral que se extiende desde hace décadas permite despidos masivos. Reforma tras reforma laboral han ido debilitando el poder colectivo del pueblo trabajador, reduciéndonos a semi-esclavxs, sobre todo a la juventud, obligada a trabajar por lo que sea.
Las arcas de la Seguridad Social se vacían porque cada vez cotizan menos los empresarios y se gastan comprando deuda. Cada vez queda menos para prestaciones sociales y pensiones.
Las leyes de educación (PSOE 1985), de sanidad (15/97 PP-PSOE) o la Ley de Liberalización del Sector Ferroviario (aprobada por el PP en 2003 y que pone en vigor el PSOE en 2005) legalizaron el saqueo de lo público para financiar lo privado y que ahora se realiza a manos llenas.
La alternancia política PSOE – PP desde la Transición ha ejecutado el programa del gran capital, nacional y extranjero, a cambio de las correspondientes “mordidas” para agradecer los servicios prestados desde los gobiernos.
Nos enfrentamos también a una represión dura, especialmente sobre la juventud, que es la única respuesta que tiene un sistema que ha perdido cualquier resto de legitimidad.
Pero sobre todo, sabemos que no es razonable esperar que las cosas vayan mejor para nosotrxs. Tanto si no hay salida, como si la salida la dirigen ellos, a nosotrxs nos espera lo mismo que a Grecia: explotación salvaje y liquidación de derechos y servicios públicos.
¿Quiénes son “ellos” y quiénes somos “nosotrxs”?
Cuando se enfrenta una guerra, y esta es una monumental guerra social, es muy importante saber contra quién luchamos. Quiénes somos, y quienes son ellos.
Ellos son: los grandes banqueros y empresarios, los que se apropiaron – vía privatizaciones – de empresas y servicios públicos, los gobiernos de todo color político que lo propiciaron con los beneficios correspondientes, quienes se llevan los capitales a paraísos fiscales, los de las SICAV, quienes atacan a los pueblos para llevarse sus recursos, la iglesia católica, la monarquía, los criminales de la “troika” (FMI, BCE y UE) y la OTAN su brazo armado. En definitiva, el capitalismo.
Y ese amplísimo y mayoritario nosotrxs somos: las seis millones de personas paradas; la juventud, a la que se niega el trabajo y el estudio, que se ve obligada a emigrar , a la que se pretende expropiar lo más grande que tienen - el futuro - y que no está dispuesta a consentirlo; las trabajadoras y los trabajadores de aquí o inmigrantes que todos los días hacemos que la vida continúe en las fábricas, en los transportes, la educación y la sanidad públicas, las mujeres trabajadoras que construimos el milagro diario de hacer que todo marche, las personas pensionistas que malviven después de haber pagado la seguridad social toda la vida, las personas dependientes a quienes se niega los servicios sociales... Y, sobre todo, somos quienes nos disponemos a impedir que la banda de criminales que son “ellos” nos aplaste, y aplaste a las generaciones venideras.
Los límites y las debilidades de los movimientos sociales y sectoriales
El pueblo de Madrid, la gente de los pueblos y de los barrios populares está respondiendo masivamente a las diferentes convocatorias de manifestación que se van realizando. También responde con dignidad, solidaridad y valentía a la dura represión que cae con fuerza sobre quienes luchan y sobre todo sobre la juventud.
La organización, sin embargo, no ha avanzado mucho, y la dispersión es la nota dominante.
La falta de coordinación afecta a la eficacia de las luchas porque no coinciden en el tiempo y porque no hay suficiente respuesta organizada que apunte a las causas comunes de los diferentes problemas. Además, la poca que hay - “la cumbre social” dirigida por las burocracias de CC.OO y UGT- responde al objetivo de evitar que la movilización apunte a la raíz de los problemas y clama por una imposible vuelta del “Estado del bienestar”, cuando lo que pretende es que vuelva a gobernar pronto el PSOE.
Lo más negativo es el sentimiento de impotencia que se va extendiendo y que es muy común tras cada gran manifestación: somos muchas personas en la calle pero no conseguimos hacer nada eficaz. También es llamativo que la gente que se moviliza no es la que sufre más. Hasta ahora el sistema ha conseguido que el sufrimiento ocasionado por el paro, los desahucios y la desesperación por la falta de recursos se viva de forma individualizada – el aumento de los suicidios es su expresión más dramática – , utilizando el miedo como arma para impedir que la rabia se organice.
Hace falta un movimiento político unitario de izquierdas
Cada vez es más urgente y cada vez más gente habla de la necesidad de organizarse políticamente para tumbarles a “ellos” y darle el poder al pueblo. Para hacerlo hay que prepararse, hay que organizarse, hay que saber qué es lo que se quiere. La unidad sin ideas claras no sirve para nada o puede abrir el camino a “salvadores de la patria” que nos lleven a donde no queremos ir.
Los objetivos explicitados en el Decálogo pueden resumirse en:
No al pago de la deuda, ni de los intereses. Lucha contra a las políticas del FMI, el BCE y la UE y cuestionamiento de nuestra pertenencia al euro y a la UE.
Derrocar al régimen monárquico de la Transición. Depuración democrática de los aparatos del Estado y derogación de las leyes represoras. Derecho de Autodeterminación de los Pueblos.
Expropiación y propiedad pública de la riqueza, de los servicios públicos y de los recursos naturales. Planificación democrática de la economía.
Plena igualdad de las mujeres.
Ni OTAN, ni Bases, ni gastos militares.
¿Cómo debe organizarse este movimiento?
El movimiento político debe servir al objetivo de primordial de plantear unos objetivos políticos claros a los movimientos sociales y sectorial y, lo que es más importante, la voluntad de construir un instrumento político capaz de llevar esos objetivos a la práctica.
El movimiento político debe tener bien claro que “ellos”, el capital, la burguesía no se va a dejar expropiar tranquilamente y que, como nos va la vida en ello – porque se trata de ellos o nosotrxs – tenemos construir el poder popular capaz de hacer valer las razones y las necesidades de la gran mayoría de la población: la clase obrera y sectores populares. La construcción de poder popular es el gran objetivo.
La base de la organización, su esencia, deben ser las asambleas de pueblo, de barrio, de lugar de estudio, de trabajo, ..etc. Su funcionamiento debe ser radicalmente democrático y asegurar en todo momento la revocabilidad de lxs representantes.
Las asambleas se coordinarán comarcalmente, cuando así lo decidan, y a nivel de la región de Madrid. Así mismo se buscará el entendimiento con organizaciones afines en otros territorios del Estado.
Unidad Popular de Clase
UPK
Abril de 2013
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