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13 de Mayo de 2013
A estas alturas de la estafa financiera-inmobiliaria, ya sabemos que los Gobiernos de ZP y Rajoy, o sea el PPSOE, decidieron endosarnos a todos los españoles el coste de los desmanes de la década dorada del ladrillo, aquel “España va bien” que aunque fuera por unos meses nos puso por delante de Italia en “renta per cápita” y corrupción. Tiempos felices de grúas y hormigón, autovías, aves, puertos y aeropuertos a tutiplén, campos de golf, pistas de esquí, cúpulas mundiales y puentes a ninguna parte, parques temáticos, palacios de congresos, ciudades de la cultura, el medio ambiente, las artes y las ciencias… Grandes negocios y mordidas para algunos, miseria para los sin papeles y deudas para todos los demás.
Mientras cientos de miles de viviendas vacías aguardan un comprador, rémora de una época en la que construíamos tanto como Alemania, Francia y Reino Unido juntos, los banqueros españoles y europeos que han provocado la crisis con su calentón especulativo, lejos de ser procesados por el colosal desfalco, han decidido tomar directamente el poder: no hay mejor defensa que un buen ataque. Con los Goldman Dragui y Monti al frente del Banco Central Europeo y (hasta fechas recientes) del gobierno italiano, o el Lehman Guindos dirigiendo la economía española, los banqueros se aseguran políticas favorables para sus intereses.
Se trata de que los Estados no sólo no les pasen la cuenta de la fiesta, sino que además les reintegren las pérdidas ocasionadas por el reventón de la burbuja, aprovechando de paso para desregular el trabajo y arramblar con cualquier servicio público susceptible de ser convertido en negocio. Con el dinero de todas, Guindos convierte en deuda pública los agujeros contables de los bancos, al tiempo que Dragui les llena las billeteras para que presten al Gobierno al cinco o seis por ciento ¡Para que nos podamos hacer cargo de sus propias pérdidas! Entretanto, los bancos alemanes y su conseguidora Merkel recuperan sus inversiones en ladrillo. Ríanse de las estafas piramidales, éste sí que es el robo del siglo.
Entrampados en esta espiral de socialización de la deuda bancaria, y con las ganancias obtenidas de ésta y otras estafas como la energética a buen recaudo en SICAV o paraísos fiscales, no es de extrañar que no nos llegue para la sanidad, la educación ni los servicios sociales. Y encima nos llaman manirrotos, y nos reprochan el habernos acostumbrado al “gratis total” o al trabajo estable. Pero nada de esto habría sido posible sin la entrega de esa camarilla de politiquillos profesionales, deformados en las juventudes de los partidos y ascendidos entre intrigas y peloteos a las altas responsabilidades públicas que les aseguran el paraíso en la Tierra cuando quemen su cargo, que de capitalista bien nacido es ser agradecido.
Sin ir más lejos, aquí en la patria chica tenemos un ejemplo de manual o de juzgado de guardia, según se vea: el expolio de las Cajas, como lo llama el periodista Pedro Vicente. Al margen del crack de Caja Ávila y Caja Segovia en Bankia, ahí tenemos a Caja España-Caja Duero, el buque insignia del ahorro regional, hoy un banco privado quebrado en el que ya llevamos enterrados 1.600 millones de todas en “participaciones preferenciales” o bonos (que no acciones, no nos pasemos nacionalizando) del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y 3.140 millones en activos “tóxicos” transferidos a la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (SAREB), también conocido como el “banco malo” (¿lo hay bueno?); sin contar avales públicos y otras gabelas.
O sea, un pastón para poderle regalar a Unicaja la entidad limpia de polvo y paja (una vez se ventile el escándalo de las preferentes y con algunos cientos de trabajadores menos), tras un año en el que las antiguas Cajas de Ahorros han declarado 2.511 millones de pérdidas y el FROB les ha adjudicado un valor contable de -288 millones. Todo un éxito de gestión de Herrera, Villanueva, López y Villarrubia. Aunque siendo justos el principal mérito es de esos Consejos de Administración de diecisiete miembros por Caja que desde hace al menos una década no han parado de saquearlas con decisiones arbitrarias, clientelismos, dietas, créditos preferenciales, acceso a inmuebles de lujo o enchufes para parientes. Siempre bajo la atenta mirada de los catorce miembros de las respectivas Comisiones de Des-Control. Veamos.
Ahí tenemos por ejemplo a Javier León de la Riva, Alcalde de Valladolid, Vicepresidente de Caja Duero en los años de la burbuja, entre 1996 y 2008, y además ¡Presidente del Comité de Auditoría!. El ginecólogo que desde 2004 por sus certeras inversiones inmobiliarias (incluyendo un complejo turístico en la República Dominicana o un crédito de 135 millones al Pocero para su Nueva Seseña) percibió 142.000 euros en dietas por asistencia a reuniones, sin contar las recibidas por su participación de la mano de la Caja en otras sociedades como el Grupo de Negocios Duero, la Azucarera Ebro o el Banco EBN (entidad ésta última que le gratificó con 52.000 euros entre 2004 y 2011, a 1.100 eurillos por excursión a Madrid). El Alcalde León trincó también en condiciones envidiables un pisito de la Caja en la Plaza de Zorrilla de Valladolid, y un crédito preferencial para pagarlo. Los hay con suerte.
Algo menos se embolsó su compañero de partido, el Senador y ex-Alcalde de Salamanca Julián Lanzarote, Consejero de Caja Duero entre 1999 y 2008 y Vicepresidente de la Obra Social, que desde 2004 (no hay publicados datos anteriores) percibió 87.000 euros en dietas por acudir a reuniones, sin contar las recibidas de otras entidades del Grupo de cuyos Consejos formaba parte como Finanduero, Gestinduero o Grupo de Negocios Duero. Otra ex-Alcaldesa popular (de Soria) y ex-Eurodiputada, María Encarnación Redondo, “rascó” 115.000 euros en dietas entre 2004 y 2009 como Consejera de la Caja y Vicepresidenta de la Comisión de Inversiones (?). En el nivel de los 109.000 euros recibidos por el actual Consejero de Presidencia y portavoz de la Junta de Castilla y León, José Antonio de Santiago-Juárez, en calidad de Consejero y Vicepresidente de la Comisión Ejecutiva, además de Consejero de Duero Pensiones, Gestinduero, Duero Correduría y Grupo de Negocios Duero.
Por su lado, los diecisiete Consejeros de Caja España se colaron en bloque en los Consejos de otras dos entidades del Grupo, Inmocaja e Invergestión, con lo que triplicaban las dietas. Aquí destacan los socialistas José Francisco Martín y Zenón Jiménez-Ridruejo, con 142.000 y 129.000 euros ingresados respectivamente entre 2004 y 2011 sólo por las reuniones de la entidad principal. El ex-Alcalde socialista de León, Francisco Fernández, percibió en el mismo periodo 108.000 euros, sin contar las dietas de las cuatro entidades vinculadas en las que participaba ni el medio millón de su indemnización por prejubilación, que acabo con su carrera política cuando más le necesitábamos. Del lado popular, la Presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, Vicepresidenta de la Caja entre 2007 y 2009, percibió 66.000 euros, mientras el Alcalde de Medina de Rioseco, Artemio Domínguez, se embolsaba 125.000 euros.
La lista es extensa, y alcanza a la Unión del Pueblo Leonés, los sindicatos ASAJA, CCOO y UGT, conocidos empresarios que aprovechaban también para obtener créditos preferenciales para sus negocios o un puñado de catedráticos universitarios que daban lustre y cobraban por ello. Citemos junto a sus botines al empresario salmantino Juan Antonio Martín Mesonero (152.000), el ex-Delegado del Gobierno Isaías García Monge (124.000), el Presidente del Numancia Fernando Rubio (119.000), el Secretario Regional de ASAJA José Antonio Turrado (81.000), el Presidente de la Diputación de Zamora Fernando Martínez (80.000), la senadora popular Ángeles Armisén (65.000), el Secretario Regional de la UGT Agustín Prieto (62.000), los concejales populares del Ayuntamiento de Valladolid Federico Sumillera (60.000) y Cristina Vidal (52.000) o el Alcalde socialista de Soria Carlos Mínguez (50.000).
Como las reuniones del conglomerado de empresas y comisiones de cada Caja frecuentemente se hacían coincidir en el mismo día, he aquí que por una jornada los Consejeros se embolsaban 1.500 ó 2.000 euros de una tacada, a 500 por reunión. Así que había tortas para ver quien entraba en cada Consejo de Administración. A la inversa, al suprimirse el cobro de dietas, desde junio de 2012 se ha producido una cascada de dimisiones (Isabel Carrasco, Juan Antonio Martín Mesonero, Agustín Prieto, Fernando Rubio, Vicente de la Peña, Santos Llamas…), lo que da una idea de la entrega al interés general de la pandilla.
En total, las percepciones por dietas de los cuarenta y ocho consejeros y vocales de las Cajas entre 2004 y 2011 ascienden a 12,6 millones de euros. No es que los 37 millones de euros que se llevaron en el mismo periodo los Ejecutivos de las entidades tuvieran justificación, a la vista de los resultados de su gestión, pero es justo reconocer por sus nombres a los brillantes saqueadores de Caja España-Caja Duero, con la complacencia de los capitostes del Gobierno y la oposición regional. A falta de procesamientos judiciales como en Bankia, al menos que se sientan abochornados. Acordémonos de estos padres de la patria ahora que se consuma el expolio de lo que pudo haber sido la gran banca pública regional, que tan bien nos vendría.
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