jueves, 4 de abril de 2013

Los cuatro escenarios europeos de futuro de la fundación Friedrich Eber

LA VANGUARDIA
21/03/2013


Por primera vez un importante think tank alemán analiza en público futuros escenarios de la eurocrisis. Un final feliz es considerado poco probable. La hipótesis desintegradora se contempla. El peligro de que adopte formas violentas “debe ser tomado en serio”. La creación de una Kerneuropa, una Europa matriz con Alemania en el centro y un euro restringido a las economías más sólidas del norte, es vista no como algo deseado, pero sí como una hipótesis realista y la segunda mejor salida de la crisis.

En el escenario de la desintegración, el estudio “Escenarios de futuro para la eurozona”, divulgado por la Fundación Friedrich Ebert (FES), fundada en 1925 y asociada a la socialdemocracia, contempla dos subvariantes. Una sería la yugoslava con separaciones violentas. Aunque sea un escenario negro, “debe ser tomado en serio”. “Puede ocurrir aunque nadie lo desee, como sucedió con el estallido de la primera guerra mundial”. Otra variante sería del tipo de la disolución de la URSS, cuando los gobernantes reconocen que los costos de cargar con la periferia son mayores que deshacerse de ella.

Una tercera variante disolvente sería el llamado “síndrome Mezzogiorno”, a partir de una diferenciación regional y no nacional. En ese caso, en el que se cita expresamente a “Cataluña y la Italia del norte”, “no son los estados los que rompen con la unión monetaria, sino las regiones prósperas las que rompen con los estados para intentar incluirse en una zona de integración central”, dice.
La eurozona se enfrenta actualmente a una encrucijada que contiene, “el mayor desafío de su historia, señala el estudio. Las medidas adoptadas se demuestran inadecuadas y exacerban la crisis. “En contraste con su percepción en Alemania la administración de la crisis de la canciller Merkel está desprestigiada”, considera.
El estudio se basa en debates entre expertos que fueron organizados en 2012 en 15 capitales europeas; Berlín, Lisboa, Helsinki, Bratislava, Zagreb, Bruselas, Varsovia, Barcelona, Atenas, Londres, París, Liubliana, Madrid, Roma y Tallin. “Común a todos esos países es la conciencia e incluso el miedo a la fortaleza de Alemania, una demanda de solidaridad pan-europea, y la sensación en los países más pequeños de ser meras piezas en la gestión de la crisis”. El horizonte del estudio es la Europa del año 2020.
El primer escenario es el de continuar languideciendo: en 2020 la mayoría de los países del sur continúan necesitando rescates y el BCE sigue comprando sus bonos. La unión económica y monetaria continua incompleta y Europa pierde posiciones globales ante EE.UU y China. Las elecciones alemanas de 2013 no cambian nada esencial y se mantienen las resistencias nacionales a una más estrecha coordinación presupuestaria. En el sur de Europa se extiende la inestabilidad, sin llegarse a cambios de régimen. Variante de este escenario sería una “situación japonesa”: un largo periodo de estagnación, deflación y alto endeudamiento.
El segundo escenario es la desintegración: en 2020 los países están divididos en diferentes bloques, algunos han regresado a su moneda anterior y en otros movimientos populistas antieuropeístas han llegado al poder. La consolidación fiscal es imposible en varios países por estar sumidos en la recesión. Aumenta la hostilidad entre países y entre el norte y el sur de Europa. La unión monetaria se ha dividido en una zona alrededor de Alemania y otra alrededor del Reino Unido. La desintegración de la Unión Europea parece inevitable y apunta hacia una recesión global.
El tercer escenario es la construcción de una matriz europea más pequeña, más estable y exclusiva con Alemania en el centro: La Unión Europea aún existe en 2020 pero es una Europa de dos velocidades reducida a amplia zona de libre comercio hostil a toda integración política. En ese contexto, la Kerneuropa de matriz alemana establece su unión fiscal y avanza hacia la unión política. Mientras aumentan las desigualdades entre ella y la periferia, esta pequeña y selectiva Europa se defiende mejor en el mercado global.
El cuarto escenario es el de la reparación y culminación exitosa del edificio europeo: con excepciones para los países particularmente afectados por la crisis, la unión fiscal se ha completado en la eurozona. Los problemas han desembocado en la decisión de Francia y Alemania de dar un nuevo salto adelante. La mayor integración comienza con un grupo de vanguardia decidido a ella, lo que dibuja cierta Europa de dos velocidades. Se revisa el pacto de estabilidad y crecimiento pero se mantiene la cultura de presupuestos saneados. El presidente de la Comisión Europea se elige por sufragio directo. Una agencia europea de deuda emite, en última instancia, bonos de deuda pública comunes. La Unión Europa prosigue su integración. Este cuarto escenario es caracterizado por el estudio como, “el más deseable y el más difícil de alcanzar”.

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