Rafael Torres
21/03/2013
Los greco-chipriotas se desayunaron el otro día con la noticia de un monumental atraco, pero tuvieron que frotarse varias veces los ojos antes de descartar que la segunda parte de esa noticia fuera producto de un mal sueño: las víctimas del súbito y masivo despojo eran todos y cada uno de ellos. El golpe de Estado transnacional que anda perpetrando la plutocracia en Europa se había fijado en el sur de la pequeña isla, en la zona adscrita política y económicamente a la UE, y, más concretamente, en sus depósitos bancarios, bastante acrecidos por la tendencia de algunos rusos de llevarse allí, con fines de agazapamiento, sus fortunas.
La quinta parte del dinero depositado en los bancos chipriotas corresponde, en efecto, a rusos, pero las otras cuatro pertenecen a la gente del país, a los ahorradores, que aún no salen de su asombro ante el traidor zarpazo que su Gobierno, servil a los intereses extranjeros, les había metido, y ante el "corralito" subsiguiente. Desde que los gobiernos son directamente los bancos, que tal es la moda, nunca lo tuvieron éstos tan fácil para robar a la gente.
Pero eso mismo, la sustracción de sus ahorros por los bancos donde los habían depositado para su custodia, y el designio del Gobierno de quedarse por la patilla con una buena parte de ellos, ya les había pasado, y les sigue pasando, a los centenares de miles de españoles que desde hace año y medio fueron reestafados por sus Cajas de Ahorros de toda la vida, hoy controladas por el Gobierno. Eso mismo. Pero más a lo bestia, pues aquí no había entre las víctimas demasiados rusos inquietantes que se pudieran mosquear como sólo ellos saben. ¿Y el 'corralito'? ¿Les van a contar a los estafados de Bankia, NovaGalicia, CatalunyaCaixa o Banco de Valencia lo que es un 'corralito'? Con un desprecio y un sadismo que sólo pueden concebirse en un escenario como el actual, de golpe de Estado financiero que lamina derechos democráticos tan elementales como el de la seguridad jurídica o el de la propiedad, el Gobierno de Mariano Rajoy persevera en la requisa del dinero del pueblo y en idear nuevas fórmulas (arbitrajes-trampa, canje-tocomocho por acciones...) para terminar de apalancárselo como sea.
España ya era Chipre, donde, por cierto, se ha invertido la relación histórica entre sus comunidades, pues el norte turco queda a salvo del saqueo empobrecedor. España ya era Chipre, y ahora, siempre más papista que el Papa, es más Chipre que el propio Chipre.
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